Preguntas sobre el síndrome de Down

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Qué pasa en las personas con síndrome de Down

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Mucha gente no toma en serio los enamoramientos y los
noviazgos en las personas con síndrome de Down, pero
para ellos significan una valiosa experiencia que les posibi-
lita demostrar su interés por otra persona, por cuidarla, dis-
frutar de su compañía y sobre todo por tener a alguien con
quien compartir sus sentimientos. Sus intereses románticos
son más evidentes en las personas que presentan un mayor
nivel de desarrollo intelectual, sin que esto signifique que los
demás carecen de necesidades afectivas.
Algunos son muy firmes en sus sentimientos y pueden
mantener una relación de noviazgo durante mucho tiempo;
otros, en cambio, son más inestables, como ocurre con cual-
quier otro joven.
El matrimonio de las personas Down es un asunto muy
polémico, al cuestionarse su capacidad para poder desarrollar
apropiadamente las habilidades implicadas. Si evaluamos
sus potencialidades, encontraremos que algunos jóvenes
difícilmente lograrán ciertos repertorios de autosuficiencia,
así como otros poseen mayores posibilidades de desarrollar
habilidades que les permitan funcionar en forma indepen-
diente.
El matrimonio o el vivir juntos es una necesidad natural tam-
bién para las personas con discapacidad intelectual. Existen
documentados varios casos donde se han obtenido resulta-
dos muy alentadores, porque las parejas se sienten felices,
útiles e independientes. De igual forma se reportan expe-
riencias desalentadoras debido a una falta de habilidades
de autosuficiencia y al manejo inadecuado de las relaciones
interpersonales, sobre todo por la falta de programas educa-
tivos que los preparen para la vida independiente.
Los padres tienden a desaprobar las relaciones de pareja de
sus hijos, sobre todo para evitar la procreación y todas sus
implicancias, ya que tanto las mujeres como los hombres
Down pueden tener la capacidad de engendrar. Anterior-
mente se creía que todos los varones Down eran estériles;

sin embargo, las investigaciones realizadas en los últimos
años han demostrado lo contrario.
Debemos considerar que el tener una pareja no implica
necesariamente procrear, sino que sobre todo significa una
experiencia maravillosa para la satisfacción de sus necesi-
dades afectivas y físicas, el experimentar la sensación de
amar y ser amados, ser apreciados y obtener apoyo mutuo.
A pesar de que el asunto parece demasiado complicado, en
realidad no es tan grave como aparenta. Nuestro trato con-
tinuo con infinidad de jóvenes Down nos permite observar
que ellos no evidencian una conciencia plena acerca de las
relaciones sexuales coitales, sino que gustan de manifestar su
sexualidad principalmente a través de los abrazos, los besos,
las caricias y la autoestimulación.
Una expresión de la sexualidad que suele incrementarse en
los jóvenes es la masturbación, la cual se realiza con mayor
conciencia en esta edad y les es sumamente gratificante por
las sensaciones placenteras que experimentan.
Debido a su espontaneidad y su carencia de malicia, es
común que de pronto los observemos, tanto a hombres
como a mujeres, masturbándose delante de la gente, a veces
manipulando sus genitales o frotándolos contra un mueble u
objeto. Cuando se presenta esta situación, lo conveniente es
reaccionar con serenidad y no regañarlos o castigarlos para
no crearles sentimientos de culpa. Es necesario explicarles
que no es una conducta dañina, pero que forma parte de
nuestra intimidad y, para no faltarle al respeto a las personas,
debe practicarse a solas en lugares privados como el baño o
su habitación, con la puerta cerrada y además en momentos
oportunos, ya que si por ejemplo se encuentra en la escuela
no va a interrumpir su trabajo por hacerlo.

Por José Luis Carrasco Núñez*

*Licenciado en psicología y sexólogo educador. Autor
del libro “Sexualidad y síndrome de Down” y coautor
de la “Guía didáctica para la promoción de la salud
en la sexualidad de personas con discapacidad”